Un pseudocereal como dice su nombre es un falso cereal por el echo que no son de la familia de los gramíneos, un ejemplo que las plantas de los cereales tienes hojas finas, puntiagudas, forman inflorescencias que luego se transforman en espigas y dan los granos que conocemos como cereales.
Mientras los seudocereales son plantas diferentes a las gramíneas: por ejemplo de hojas anchas, que producen semillas parecidas a las de las gramíneas. Estas semillas son consumidas desde la antigüedad de la misma manera que se consumen las semillas de los cereales verdaderos, es decir, molidas, como harina y en una variedad de productos.
Mientras los seudocereales son plantas diferentes a las gramíneas: por ejemplo de hojas anchas, que producen semillas parecidas a las de las gramíneas. Estas semillas son consumidas desde la antigüedad de la misma manera que se consumen las semillas de los cereales verdaderos, es decir, molidas, como harina y en una variedad de productos.
Quinoa
La quinua o quinoa es un pseudocereal perteneciente a la subfamilia Chenopodioideae de las amarantáceas. Su cultivo se produce desde tiempos antiguos en los Andes de lo que se conoce actualmente como Bolivia y Perú. También se produce en Ecuador, Colombia, Argentina y Chile, así como en Estados Unidos. Sin duda, los mayores productores son Perú y Bolivia. En 2014, según la FAO, Perú produjo 95.000 toneladas y exportó 25.230; mientras que Bolivia produjo 84.000 y exportó 23.461 toneladas; aunque los bolivianos han obtenido un mayor ingreso, debido al mejor precio de su quinua orgánica.
La quinua es una planta alimenticia de desarrollo anual, dicotiledónea que normalmente alcanza una altura de 1 a 3 m. Las hojas son anchas y polimorfas (con diferentes formas en la misma planta); el tallo central comprende hojas lobuladas y quebradizas y puede tener ramas, dependiendo de la variedad o densidad del sembrado; las flores son pequeñas y carecen de pétalos. Son hermafroditas y generalmente se autofecundan. El fruto es seco y mide aproximadamente 2 mm de diámetro (de 250 a 500 semillas/g), rodeado por el cáliz, que es del mismo color que la planta. Está considerado un grano sagrado por los pueblos originarios de los Andes, debido a sus exclusivas características nutricionales.
La quinua tiene los ocho aminoácidos esenciales para el ser humano, lo que la convierte en un alimento muy completo y de fácil digestión. Tradicionalmente, los granos de quinua se tuestan y con ellos se produce harina. También pueden ser cocidos, añadidos a las sopas, usados como cereales o pastas e incluso se fermentan para obtener cerveza o chicha, bebida tradicional de los Andes. Cuando se cuecen consigue un sabor similar a la nuez.
La quinua molida se puede utilizar para hacer distintos tipos de panes, tanto tradicionales como industriales, ya que permite mejorar características de la masa, haciéndola más resistente, lo cual le da una buena absorción de agua. Esto se incrementa si se utiliza una mezcla de quinua y amaranto morado (o. Se efectuaron estudios comparativos de panes, en uno de los cuales se utilizaba una mezcla de quinua y amaranto, y en otro maíz y amapola; y en dicha evaluación se observaron diferencias significativas en la absorción de agua.
Un problema para la masificación de la producción de quinua es que posee una toxina denominada saponina que le otorga un sabor amargo característico. Esta toxina suele eliminarse a través de métodos mecánicos (pelado) y lavando las semillas en abundante agua.
La quinua o quinoa es un pseudocereal perteneciente a la subfamilia Chenopodioideae de las amarantáceas. Su cultivo se produce desde tiempos antiguos en los Andes de lo que se conoce actualmente como Bolivia y Perú. También se produce en Ecuador, Colombia, Argentina y Chile, así como en Estados Unidos. Sin duda, los mayores productores son Perú y Bolivia. En 2014, según la FAO, Perú produjo 95.000 toneladas y exportó 25.230; mientras que Bolivia produjo 84.000 y exportó 23.461 toneladas; aunque los bolivianos han obtenido un mayor ingreso, debido al mejor precio de su quinua orgánica.
La quinua es una planta alimenticia de desarrollo anual, dicotiledónea que normalmente alcanza una altura de 1 a 3 m. Las hojas son anchas y polimorfas (con diferentes formas en la misma planta); el tallo central comprende hojas lobuladas y quebradizas y puede tener ramas, dependiendo de la variedad o densidad del sembrado; las flores son pequeñas y carecen de pétalos. Son hermafroditas y generalmente se autofecundan. El fruto es seco y mide aproximadamente 2 mm de diámetro (de 250 a 500 semillas/g), rodeado por el cáliz, que es del mismo color que la planta. Está considerado un grano sagrado por los pueblos originarios de los Andes, debido a sus exclusivas características nutricionales.
La quinua tiene los ocho aminoácidos esenciales para el ser humano, lo que la convierte en un alimento muy completo y de fácil digestión. Tradicionalmente, los granos de quinua se tuestan y con ellos se produce harina. También pueden ser cocidos, añadidos a las sopas, usados como cereales o pastas e incluso se fermentan para obtener cerveza o chicha, bebida tradicional de los Andes. Cuando se cuecen consigue un sabor similar a la nuez.
La quinua molida se puede utilizar para hacer distintos tipos de panes, tanto tradicionales como industriales, ya que permite mejorar características de la masa, haciéndola más resistente, lo cual le da una buena absorción de agua. Esto se incrementa si se utiliza una mezcla de quinua y amaranto morado (o. Se efectuaron estudios comparativos de panes, en uno de los cuales se utilizaba una mezcla de quinua y amaranto, y en otro maíz y amapola; y en dicha evaluación se observaron diferencias significativas en la absorción de agua.
Un problema para la masificación de la producción de quinua es que posee una toxina denominada saponina que le otorga un sabor amargo característico. Esta toxina suele eliminarse a través de métodos mecánicos (pelado) y lavando las semillas en abundante agua.
Amarantos
Los amarantos (del griego ἀμάραντος, que no se marchita; lat. Amarantus), son un género de hierbas pertenecientes a la familia Amaranthaceae. Ampliamente distribuido por la mayor parte de las regiones templadas y tropicales. Varias de ellas se cultivan como verduras, cereales o plantas ornamentales. Como ejemplo de su distribución y hábitat véase la descripción de la especie Amaranthus caudatus. Aunque persiste algo de confusión sobre su exacta taxonomía, comprende 565 especies descritas y de estas, solo 113 aceptadas.
Los miembros de este género comparten muchas características y usos con los miembros del género Celosia, estrechamente emparentado.
El amaranto es muy resistente a los climas fríos y secos, incluso crece en suelos pobres y húmedos en zonas muy tropicales y con lluvias muy frecuentes (aprox. 980 mm). Además tiene un alto nivel alimenticio, lo cual lo hace una excelente alternativa para regiones con dificultades para la siembra de otro tipo de cereales.
China es uno de los mayores productores de amaranto. Las hojas de esta planta son muy parecidas a las de las espinacas. Es tradicional su uso en recetas culinarias de Asia, América y África.
Una historia parecida se dio con la especie usada por los Incas y culturas anteriores. En la zona andina, la kiwicha o Amaranthus caudatus aparece en tumbas de más de cuatro mil años de antigüedad, demostrándose su domesticación hace milenios.
El amaranto fue una planta de alta consideración en los pueblos precolombinos. Las muestras arqueológicas del grano de amaranto o Amaranthus cruentus, hallados en Tehuacán, Puebla, indican que probablemente se originó en América Central y del Sur. La producción del grano estuvo en su máximo apogeo durante los periodos Maya y Azteca en Centroamérica. Los Mayas quizás fueron los primeros en usar el amaranto, "xtes", como cultivo de alto rendimiento, apreciando especialmente su valor alimenticio. Los Aztecas lo conocían como “huautli” y lo ligaban con sus ritos religiosos. Y los Incas lo denominaron “kiwicha” (pequeño gigante) y lo respetaban principalmente por sus poderes curativos. En la época prehispánica los amarantos se sembraban junto con otras plantas en las chinampas, ya que era alimento de familias completas y la consumían todos los estratos sociales.
El amaranto era, por lo tanto, un alimento de gran consumo y altamente apreciado. A la vez, los indígenas le atribuían propiedades vigorizantes, afrodisíacas y hasta esotéricas, considerándolo una semilla sagrada, la cual utilizaban en los rituales de sus ceremonias religiosas politeístas. Era parte de las ofrendas que se entregaban a los dioses, a los gobernantes y a los muertos en las tumbas. En ocasiones especiales, el amaranto, molido o tostado, se mezclaba con miel de maguey y la pasta resultante se utilizaba para modelar figurillas de animales, guerreros, elementos de la naturaleza o de la vida cotidiana y, por supuesto, deidades como el Dios de la guerra, Huitzilopochtli. Al finalizar la ceremonia de culto, las figurillas eran cortadas y repartidas entre los asistentes, quienes las comían.
Como se sabe, los conquistadores decidieron imponer su visión religiosa a toda costa, condenando y destruyendo todo elemento reminiscente de los ritos paganos indígenas. Esto determinó que el amaranto resultara “satanizado” y su cultivo, posesión y consumo quedaran totalmente prohibidos en tiempos de la colonia. Esta situación prevaleció durante siglos y la consecuencia fue la desaparición tácita del amaranto.
Los amarantos (del griego ἀμάραντος, que no se marchita; lat. Amarantus), son un género de hierbas pertenecientes a la familia Amaranthaceae. Ampliamente distribuido por la mayor parte de las regiones templadas y tropicales. Varias de ellas se cultivan como verduras, cereales o plantas ornamentales. Como ejemplo de su distribución y hábitat véase la descripción de la especie Amaranthus caudatus. Aunque persiste algo de confusión sobre su exacta taxonomía, comprende 565 especies descritas y de estas, solo 113 aceptadas.
Los miembros de este género comparten muchas características y usos con los miembros del género Celosia, estrechamente emparentado.
El amaranto es muy resistente a los climas fríos y secos, incluso crece en suelos pobres y húmedos en zonas muy tropicales y con lluvias muy frecuentes (aprox. 980 mm). Además tiene un alto nivel alimenticio, lo cual lo hace una excelente alternativa para regiones con dificultades para la siembra de otro tipo de cereales.
China es uno de los mayores productores de amaranto. Las hojas de esta planta son muy parecidas a las de las espinacas. Es tradicional su uso en recetas culinarias de Asia, América y África.
Una historia parecida se dio con la especie usada por los Incas y culturas anteriores. En la zona andina, la kiwicha o Amaranthus caudatus aparece en tumbas de más de cuatro mil años de antigüedad, demostrándose su domesticación hace milenios.
El amaranto fue una planta de alta consideración en los pueblos precolombinos. Las muestras arqueológicas del grano de amaranto o Amaranthus cruentus, hallados en Tehuacán, Puebla, indican que probablemente se originó en América Central y del Sur. La producción del grano estuvo en su máximo apogeo durante los periodos Maya y Azteca en Centroamérica. Los Mayas quizás fueron los primeros en usar el amaranto, "xtes", como cultivo de alto rendimiento, apreciando especialmente su valor alimenticio. Los Aztecas lo conocían como “huautli” y lo ligaban con sus ritos religiosos. Y los Incas lo denominaron “kiwicha” (pequeño gigante) y lo respetaban principalmente por sus poderes curativos. En la época prehispánica los amarantos se sembraban junto con otras plantas en las chinampas, ya que era alimento de familias completas y la consumían todos los estratos sociales.
El amaranto era, por lo tanto, un alimento de gran consumo y altamente apreciado. A la vez, los indígenas le atribuían propiedades vigorizantes, afrodisíacas y hasta esotéricas, considerándolo una semilla sagrada, la cual utilizaban en los rituales de sus ceremonias religiosas politeístas. Era parte de las ofrendas que se entregaban a los dioses, a los gobernantes y a los muertos en las tumbas. En ocasiones especiales, el amaranto, molido o tostado, se mezclaba con miel de maguey y la pasta resultante se utilizaba para modelar figurillas de animales, guerreros, elementos de la naturaleza o de la vida cotidiana y, por supuesto, deidades como el Dios de la guerra, Huitzilopochtli. Al finalizar la ceremonia de culto, las figurillas eran cortadas y repartidas entre los asistentes, quienes las comían.
Como se sabe, los conquistadores decidieron imponer su visión religiosa a toda costa, condenando y destruyendo todo elemento reminiscente de los ritos paganos indígenas. Esto determinó que el amaranto resultara “satanizado” y su cultivo, posesión y consumo quedaran totalmente prohibidos en tiempos de la colonia. Esta situación prevaleció durante siglos y la consecuencia fue la desaparición tácita del amaranto.